Ya no siento ningún respeto por la naturaleza ni por mis semejantes

Ninguno, para nada. Antes tenía, pero lo perdí de repente.

En realidad no es que lo perdiera, es más bien que tuve que sacrificarlo.

Tampoco porque se le rompiera una pata, como un caballo de una peli del oeste. Pobre respeto lo abandoné y punto. Tuve que hacerlo, porque quería otra cosa, y el respeto ya no podía ser.

Tendría yo unos 20 años. Por aquel entonces ya hacía tiempo que practicaba deportes de montaña: senderismo, escalada, barranquismo, espeleología, … Un poco de todo, y siempre con respeto. Tenía un respeto muy apañao.

Respeto a la naturaleza

Respeto a las personas.

De más joven había practicado el trialsin, lo que ahora se llama bike trial. Nada serio, hacer un poco el faba con mis amigos.

Aquellas bicis eran divertidas, pero no podías ir muy lejos. Es que el sillín, además de estar muy bajo, era algo testimonial, o sea casi una piedra. Y solo tenías un plato muy pequeño y un piñón muy grande, sí, como la gastronomía de nivel.

Así que, a poco que tuvieras que pedalear, te reventabas enseguida. Bueno, lo del trialsin, a mis 20 años, estaba ya tan lejos como tantos recuerdos guapos de la infancia.

Pero de repente vi algo que me pareció una idea cojonuda.

Algún fenómeno había tenido la ocurrencia de hacer una bici con marchas, como las de carretera, pero robusta y con ruedas gordas. Le puso un nombre difícil de pronunciar: mountainbike, pero todo lo demás parecía perfecto.

A mí me encantaba la montaña, y con aquello podía ir recorriendo mucho más trozo en cada salida. Y además, a pesar de piñarte bastante, era divertido.

Pero tenía un precio alto, quizá demasiado alto según se ve hoy en día. No me refiero a la pasta. Bueno eso también, pero lo que quiero decir es que, cuando te entregaban la  bici, allí, en el mostrador, tenías que abandonar el respeto.

Sí, todo el respeto, por la naturaleza y también por las personas.

Así que pasé por caja, y ya no tengo respeto.

A veces lo siento, como si aún estuviera ahí, algo así como lo que cuentan los amputados del miembro fantasma.

Pero debe ser sólo una ilusión. Porque yo no tengo respeto, es algo que todo el mundo sabe de la gente como yo, además lo dice la Administración, y se ve claramente cuando voy por el monte.

¿Qué como se nota? Pues muy fácil: porque voy en mtb.

Así que es evidente, aunque no tiro basura, no me salgo de los caminos, no voy rápido, saludo y me para si me encuentro a alguien, respeto el ganado, cierro cercas,  … Pero por supuesto no tengo ningún respeto, por nada, por nadie, puesto que voy en una mtb.

Es lo que hay.

Pablo

P.D.1: Siguen haciendo falta firmas para apoyar esta iniciativa. Si también a ti te cuesta encontrarle la lógica a eso de que una persona normal, cuando se sube a una mtb, de repente pierde el respeto por los demás y por la naturaleza, puede que quieras firmar también. Es en este enlace:
https://gvaparticipa.gva.es/proposals/80-legalizar-el-uso-de-la-bicicleta-de-montana-en-sendas-de-espacios-naturales.

P.D.2: Esto lo he enviado a la lista de suscritos el día 3 de mayo de 2.021. Cada día envío un mail parecido, si quieres recibirlos puedes apuntarte aquí: